Santuario de Belén
SANTUARIO DE BELÉN
Lugar de peregrinación de todos los Almanseños dos veces al año. Durante los meses de verano acoge a Nuestra Señora de Belén que es trasladada en romería desde Almansa y devuelta a la población en septiembre. Entorno natural y remanso de paz para el visitante.
ARQUITECTURA
De estilo barroco y neoclásico, el santuario de Belén está formado por una iglesia y una serie de dependencias como: sacristía, camarín, museo y, en la actualidad, la recientemente construida sala de velas. La fachada se compone de una portada principal rematada en una espadaña de construcción posterior (1922). La iglesia es de planta rectangular con una nave única y coro a los pies.
El interior se cubre con una bóveda de cañón rebajada con lunetos decorados y dividida en cinco tramos por arcos fajones. Estos arcos descansan, tras salvar un entablamento corrido, en pilastras policromadas, entre las cuales, hay, a su vez, arcos pintados simulando capillas. Un arco rebajado une la nave con la cabecera, donde encontramos una bóveda decorada con pintura al fresco y el retablo barroco de talla policromada organizado en tres cuerpos.
Desde la cabecera se accede al museo y a la sacristía por sendas puertas de estilo barroco talladas y policromadas con lunetos decorados en la parte superior con pintura al fresco. Detrás del altar encontramos el camarín, de planta cuadrada, la dependencia más interesante. Está cubierto con cúpula sobre pechinas, dividida en ocho segmentos y decorada, al igual que las paredes, con pintura al fresco. Su suelo, original y de gran valor, se compone de azulejos de influencia levantina.
HISTORIA
Las primeras noticias que tenemos sobre él son del siglo XVI. El 15 de marzo de 1515 el almanseño Juan Sánchez de Belén, propietario de las tierras que hoy constituyen el santuario. Un primitivo santuario albergaba en su interior una pequeña talla de la Virgen que había traído de un viaje a Roma.
Poco a poco, el culto a la Virgen de Belén fue creciendo debido tanto a su proximidad a la acequia de Alpera que proporcionaba agua y arbolado con sombra, tan necesarios para el descanso del ganado. A ello se unía su proximidad al antiguo camino real, lo que originó la aparición de una feria de ganado en torno a la ermita, y a ella llegarían numerosas gentes del contorno que entraban a la ermita a venerar la Virgen allí entronizada.
Hacia 1540 los almanseños acordaron celebrar el voto a S. Juan de mayo en la ermita de Belén. Era ésta una peregrinación realizada cada día 6 de mayo en honor a San Juan “ante portam latinam” y que a partir de este momento pasaría a celebrarse en la ermita de Belén. Con esta decisión la afluencia de gentes cada vez fue mayor así que se hizo necesario reformar y ampliar la ermita original.
Las obras comenzarían a finales del siglo XVI y acabaron en 1627 cuando el patronato de la fundación ya pertenecía al concejo y no a los herederos del fundador original Juan Sánchez. Este mismo año, el 6 de febrero de 1627, tuvo lugar el primer caso conocido de rogativa a la Virgen de Belén. Debido a una extrema sequía los representantes del concejo y del clero trajeron por vez primera la imagen de la Virgen desde su ermita en Belén a la iglesia de la Asunción. El objetivo era pedir su ayuda para que lloviera en los campos.